Cuando empecé a estudiar piano compré la partitura de "Suspiros de España". Han pasado muchos años. No sabía si la llegaría a tocar algún día. Al final, la he estudiado y grabado, con más fallos de los que hubiera querido, lo siento, pero hay que seguir adelante. Es una pieza preciosa, con un ritmo rápido, que me ha llevado al límite de mis capacidades, incluso físicas, pero el esfuerzo ha merecido la pena, más en estos días aciagos para la democracia en España.
Antonio Álvarez Alonso (1867-1903), natural de Martos (Jaén), fue un conocido pianista, compositor y director de zarzuelas. Huérfano desde muy temprano, se trasladó a Madrid para cursar sus estudios. Compuso más de 20 zarzuelas. También se distinguió como pianista y llegó a dar conciertos con el violinista Pablo Sarasate (1844–1908). En 1902 ganó, con su «Marcha solemne para la coronación del rey Alfonso XIII», el primer premio en un concurso de himnos y marchas organizado para la jura de Alfonso XIII como rey de España. Sin embargo, la composición que le permitió formar parte de la historia de la música en España ha sido el pasodoble «Suspiros de España».
Antonio Álvarez Alonso llegó a Cartagena en 1897 con su propia compañía de zarzuelas pero debido al escaso éxito de sus representaciones. La falta de recursos para regresar a Madrid, sumada al deterioro de su matrimonio le obligaron a quedarse en Cartagena, donde se ganó la vida impartiendo clases de música. Muy pronto empezó a dar conciertos en los diferentes cafés de la calle mayor de Cartagena, con el sexteto (violín, viola, violonchelo, armonio, contrabajo y piano) que él mismo había formado y a relacionarse con otros músicos.
Existen varias teorías sobre el origen de la composición. Sean más o menos verdaderas, el conocerlas es interesante. La hipótesis más antigua afirma que Antonio Álvarez compuso «Suspiros de España» en el café España en 1901 (aunque estrenada oficialmente en 1902) para demostrar la rapidez y espontaneidad con la que era capaz de componer sus más bellas melodías, durante alguna velada necesitada de entretenimiento. Pidió solamente, para inspirarse, unos dulces que el propio camarero compró en la confitería más próxima, ubicada en la misma calle mayor. Cuando el camarero volvió con los dulces (precisamente, los «suspiros» típicos de Cartagena), el pasodoble ya estaba prácticamente compuesto y, tras la exitosa reacción del público, la composición fue interpretada por los músicos allí presentes.
La composición que Antonio Álvarez dedicó al ayuntamiento de Cartagena, no fue concebida como pasodoble (así se conoce hoy en día), sino como «marcha popular», según se lee en la portada de la edición original. Como tal fue estrenada en la víspera del Corpus Christi de 1902 de forma oficial por la banda de música de infantería de marina acantonada en Cartagena. El compositor no pudo disfrutar del éxito de su composición. Murió a causa de una angina de pecho dos años después de su estreno, con tan solo 36 años.
Durante sus primeros años de existencia, la composición era exclusivamente instrumental, pero con el paso del tiempo también se le añadió letra. De este modo, fue interpretada por las figuras de la copla más consagradas del momento (entre otras, Concha Piquer y Estrellita Castro), lo que sirvió para extender, todavía más si cabe, la difusión de la composición.