Manuel Blasco de Nebra, adagio de la sonata nº 1 en do menor, op. 1.

En la familia Nebra hubo varios músicos famosos, el que más, José Melchor de Nebra (1702, Calatayud - 1768). Otro compositor destacado fue Manuel Blasco de Nebra (1750, Sevilla -1784). Su padre, José Blasco (Lacarra) de Nebra (1714, Calatayud - 1785), primo hermano de José de Nebra tomó ese apellido.







Manuel Blasco de Nebra (Sevilla, 1750-1784) perteneció a una de las sagas musicales más importantes de la España del siglo XVIII. Su padre, José Blasco Lacarra (o Blasco de Nebra) llegó a Sevilla en 1735 para ejercer como segundo organista en la catedral, y su tío José Melchor de Nebra fue maestro de la Capilla Real y uno de los compositores de música teatral y religiosa más prestigiosos del país. Manuel se inició en la música con su padre, pero en 1766, en medio de una asfixiante crisis económica, marchó a Madrid para seguir estudios con su tío. Muerto éste sólo dos años después, el joven, sin sustento económico alguno, tuvo que volver a Sevilla para trabajar como asistente de su progenitor, de quien acabaría heredando el cargo, y sustituyendo de modo ocasional al primer organista catedralicio, el viejo Juan Roldán.

En su Diccionario de Efemérides, Felipe Saldoni cita un anuncio insertado por la familia Nebra en la Gaceta de Madrid en diciembre de 1785 por el que se ponían a la venta las 1833 piezas "de clave, forte-piano y órgano" que se conservaban en su casa de Sevilla y entre las cuales 172 eran supuestamente originales de Manuel. De ese corpus se conservan veintiséis sonatas y seis pastorelas para tecla. Seis sonatas fueron publicadas como Op.1 presumiblemente en 1780 y se conservan en la Biblioteca del Congreso de Washington. Las seis pastorelas se hallaron, junto a doce sonatas diferentes, en el Monasterio de Montserrat y otras seis aparecieron en el Monasterio de la Encarnación de Osuna. Recientemente, el pianista Pedro Casals halló otras dos sonatas en un manuscrito proveniente del convento de Santa Clara de Sevilla que se conserva en la Universidad Complutense de Madrid, obras, estas últimas, que están aún sin editar.

Más cercana a la música galante de un Carl Philip Emanuel Bach que a la de un Scarlatti, del que sin duda toma también buena nota, las Sonatas de Blasco se dividen en dos tiempos (lento-rápido) y juegan ya con principios formales y armónicos (la tensión tónica-dominante) característicos del Clasicismo, mientras que las Pastorelas añaden un minueto como tercer movimiento. Josep Colom grabó ya una supuesta integral del compositor (Etnos) y recientemente, después de trabajos con instrumentos antiguos de Tony Millán (Almaviva) y Carole Cerasi (Metronome), Pedro Casals (Naxos) y el sevillano Pedro Piquero (Columna Música) han iniciado otras integrales.

Javier Perianes (Nerva, 1978), que suele incluir en sus recitales obras del compositor, ha registrado ahora para Harmonia Mundi tres sonatas de la Op.1, otras tres de Montserrat y dos pastorelas. La visión es elegante, flexible, honda, muy personal. Perianes usa sin complejos todos los recursos de su piano moderno, dejando Adagios de entraña cuasi romántica (los escritos en modo menor resultan profundamente arrebatadores, casi schubertianos) y tiempos rápidos gráciles, ligeros y tan delicada como febrilmente ornamentados.

Javier Perianes, piano Harmonia Mundi