Joaquín Montero, adagio de la sonata nº 2 de Seis sonatas para clave y fuerte piano.

Siguiendo con el teclado español del siglo XVIII, hoy dejo aquí un adagio de la sonata nº 2 de Joaquín Montero, (Sevilla? 1740? – ca. 1815) de sus Seis sonatas para clave y fuerte piano.





Las Seis sonatas para clave y fuerte piano, op.1, manuscrito de 1790 (aunque se cree fueron compuestas en 1764), se conservan en un único ejemplar en la Biblioteca del Orfeó catalá y poseen, según el musicólogo Linton Powell, una gran similitud con las de Manuel Blasco de Nebra, con influencias de Scarlatti y Haydn.


El título indicaba expresamente que eran para clave y pianoforte, por lo que algunos entienden que podría ser la primera colección con esta indicación expresa. Otros musicólogos dicen que la primera obra para pianoforte correspondió al que fuera maestro de Fernando VI, Sebastián Albero, en unas piezas tituladas “Obras para clavicordio o pianoforte” en las que hay unas piezas con una estructura muy infrecuente.


La edición impresa manuscrita, ejemplar único conservado de estas piezas para clave o pianoforte de Joaquín Montero está dedicada a la Real Sociedad Bascongada. Esta sociedad estaba emparentada con la Sociedad Económica Bascongada de los Amigos del País, que financiaba la Academia de Música de Sevilla, atendida por el administrador general de Andalucía Pablo de Olavide. En este marco, una veintena de ilustres invitados, entre ellos Joaquín Montero, escuchaban las novedades musicales italianas y francesas. Lo poco que se sabe de la carrera musical de Joaquín Montero lo vincula a este cultivado círculo sevillano. Además, Montero era organista de la iglesia parroquial de San Pedro Real en Sevilla.

Son sonatas compuestas en un idioma clásico temprano, galante, en dos movimientos fuertemente opuestos (uno lento y otro rápido), usando frases estructuradas claramente, que recuerdan no solamente por el ritmo, sino también por la técnica empleada, a las de Blasco de Nebra como al estilo de C.Ph.E. Bach e incluso al de Joseph Haydn. Los movimientos lentos, generalmente “Adagio”, ponen en manifiesto su calidad melódica de gran belleza, mientras que los movimientos rápidos requieren una gran virtuosidad por parte del intérprete y hacen sonar los registros del instrumento con escalas y arpegios. A medio camino entre el estilo barroco y el clásico, estas sonatas dan testimonio de la llegada del pianoforte a España.

Aparte de las sonatas, la obra de Montero es conocida por otras importantes colecciones de obras legada por Barbieri a la Biblioteca Nacional, que incluye diez minuetos manuscritos para pianoforte de Montero, bastante sencillos y sin desarrollos excesivos. Se caracterizan por la economía de medios temáticos y el estilo europeo.

Montero también dejó dos obras teóricas: un Compendio armónico (Madrid, 1790) y un Tratado teórico-práctico sobre el contrapunto (Manuscrito, 1815).