García Ascot

Rosa García Ascot fue una compositora y pianista española, nacida en Madrid en 1902 y fallecida en la misma ciudad en 2002. Fue la única mujer integrante del Grupo de los Ocho, también conocido como Grupo de Madrid.

Algunos puntos destacados de su biografía:


1. Formación musical: Comenzó sus estudios de piano a muy temprana edad en una familia con inquietudes culturales. Fue discípula de Felipe Pedrell y Enrique Granados pero a la trágica muerte de Granados en 1916, Pedrell les deriva hacia Manuel de Falla. Éste no admitía discípulos por falta de tiempo, pero al pedírselo su maestro, por quien Falla sentía gran respeto y admiración, accede a ello, convirtiéndose así Rosa en su única alumna y creando una relación muy importante para ella que perduraría hasta la muerte del maestro.


2. Influencias: Además de sus maestros españoles, recibió influencias de compositores franceses como Maurice Ravel y Nadia Boulager, con quien estudió durante un año en París en 1938 (al tiempo que su hermano ejercía de cónsul y sus padres estaban exiliados). Su estilo se considera neoclásico, con un carácter íntimo y sencillo, menos elaborado que otros compositores de su época. 


3. Carrera como pianista: Desarrolló una importante carrera como concertista, interpretando las obras de otros compositores contemporáneos y las suya, aunque le costaba más por su personalidad reservada. En 1947 fallece Manuel de Falla y Rosa le dedica un concierto extraordinario como homenaje con las obras más representativas de su maestro. A partir de esta fecha se retira de los escenarios. La pena por el fallecimiento del que fuera su mentor le impide seguir.


5. Grupo de los Ocho: Su participación en este grupo fue fundamental para su desarrollo como compositora y para su reconocimiento en el panorama musical español de los años 20 y 30. Este grupo buscaba modernizar la música española en el siglo XX e incluía a compositores como Salvador Bacarisse, Ernesto Halffter, Rodolfo Halffter, Gustavo Pittaluga, Julián Bautist, Juan José Mantecón y Fernando Remacha. Rosa García Ascot conocía a Federico García Lorca.


6. Exilio: Debido a la Guerra Civil Española, se exilió junto a su esposo, el musicólogo Jesús Bal y Gay, primero a Cambridge (donde éste ya llevaba un año) y luego a México, donde vivieron hasta 1965. El exilio tuvo un impacto significativo en la obra musical de Rosa García Ascot. Continuó componiendo y publicando obras, como el Preludio para piano en 1947. En este periodo de exilio integró elementos de la música mexicana y del impresionismo francés al tiempo que mantuvo su conexión con la música española. Además, su exilio le permitió colaborar con otros artistas y continuar su carrera como pianista y compositora, lo que enriqueció su obra y le otorgó una perspectiva más amplia. Junto a su marido abrieron una galería de arte en México (1955-1965). Eran muy amigos de Igor Stravinsky y de su esposa, cuando éstos visitaban México. Este exilio perjudicó la recepción de su música, ya que su obra dejó de programarse en España hasta la década de 1970.


7. Regreso a España: Tras su regreso, continuó con su labor compositiva y su actividad como pianista y docente aunque de forma más discreta. Con motivo del 50 aniversario de la Residencia de Estudiantes, los antiguos residentes se ponen de nuevo en contacto. Este hecho les produce nostalgia de su tierra y en 1962 vuelven por un tiempo, considerando la posibilidad de un regreso definitivo, lo que sucede en 1965. Contribuyó a ello el hecho de que la guerra había concluido, la situación en España era tranquila y la familia de Rosa (sus padres y alguno de sus hermanos) habían fallecido ya en México. Tanto ella como su esposo, quedaron relegados a una suerte de ‘exilio interior’, un perfil bajo, sin notoriedad ni reconocimiento alguno.


8. Longevidad: Vivió hasta los 100 años, siendo una de las últimas supervivientes del Grupo de los Ocho y una importante testigo de la evolución de la música española del siglo XX. En los 70 conoce a María Teresa Heredia al convertirse en la profesora de piano de sus hijas, con la que surge una gran amistad que le lleva a considerarla “la hija que nunca tuvimos”. Ella les cuida en sus últimos años y se convierte en la heredera del legado tanto de Rosa García Ascot como de su marido.


9. Reconocimiento tardío: A pesar de su talento, su obra no recibió el reconocimiento merecido hasta las últimas décadas de su vida, cuando se empezó a revalorizar su aportación a la música española del siglo XX.

10. Composición: Aunque su catálogo no es muy extenso (se perdieron bastantes de sus obras en la guerra civil), su música refleja un estilo personal que combina elementos de la música española tradicional con las tendencias modernistas de su época.